Los intocables de Mark Zuckerberg
Facebook es una cámara de resonancia de desinformación, pero parece muy difícil trocear la compañía para limitar su poder
Pero Mark Zuckerberg, al frente de su nación digital, resulta inmune a cualquier geografía física. Desde que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos impuso a la red social la multa récord de 5.000 millones de dólares por el escándalo de Cambridge Analytica (filtración de datos personales de 87 millones de personas reutilizados incluso por la campaña de Trump), la acción no ha dejado de subir. Es verdad que los últimos datos trimestrales reflejan el crecimiento más lento de los ingresos desde que salió a Bolsa en 2012, pero pese a todo ha superado las expectativas de los analistas. Y su geología del dinero acumula estratos cada vez más sólidos. Unos ingresos de 18.700 millones de dólares (un aumento del 11% interanual, cuando el mercado esperaba un 3%), 1.790 millones de usuarios activos diarios, 2.700 millones mensuales y un ingreso medio por usuario de 7,05 dólares. Además de una cartera de 9.000 millones de anunciantes, acorde con Goldman Sachs.
“El pronóstico”, lanza Matteo Ceurvels, analista de la consultora eMarketer, “es que los ingresos publicitarios de Facebook crezcan un 5,9% este año, hasta los 73.780 millones de dólares [62.500 millones de euros]”. Zuckerberg se ha convertido en un emperador del conocimiento. Un cambio mínimo en su algoritmo decide cómo cambia el viento de la información. El Congreso de Estados Unidos lleva más de un año investigando la posible violación de las leyes antimonopolio de Apple, Google, Amazon y Facebook. Se han acumulado 1,3 millones de documentos y cientos de horas de interrogatorios. El responsable de la red defendió, por videoconferencia, su visión del mercado. “Competimos contra las empresas que están en esta audiencia, pero también contra muchas otras que venden publicidad y conectan gente”, arguyó. La gestora Capital Group calcula que controla el 22% del mercado de la publicidad digital del mundo y desde ahí es indiferente, incluso, a los boicoteos.
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